Es imposible encontrar solo una línea creativa en la que colocar la obra de Natalia Silina, si no es en la línea del tiempo.
Su creatividad se expresa en artesanías tan variadas como la escenografía, el figurinismo, el retrato, la ilustración, el diseño de interiores o la pintura. Todo ello con un nexo común en el que demuestra una maestría sorprendente: el dibujo.
Hace años me contactó desde Moldavia porque quería usar unas fotografías mías de acantilados, que había visto en internet, en la escenografía de “Crimen en la isla de las cabras”, de Ugo Betti, para el Teatro Estatal Ruso Chejov. De ello se derivó una invitación para asistir al estreno de la obra y, como consecuencia, la conocí a ella y su trabajo. Me impresionó.
Ese mismo año conseguí que viniera a España a dar unas conferencias sobre pequeños escenarios para fotógrafos. Fueron un éxito total.
En nuestro primer contacto, me sorprendieron tanto como las escenografías sus dibujos para el vestuario de las obras que pude ver aquellos días, porque no sabía que tenía tan buena mano. Y entonces me enseñó sus pinturas.
A partir de aquí pierdo la objetividad, así que cambiaré mi ruta.
Sé por ella misma, que prefiere su trabajo como escenógrafa a cualquier otra actividad, y en eso incluye sus pinturas, a las que considera como una parte más de lo que exige la disciplina teatral.
En esta exposición se muestran trabajos hechos para el vestuario de las obras “El príncipe y el mendigo”, de Mark Twain, “Madre coraje”, de Bertolt Brecht y “El pajaro azul”, de Maurice Maeterlinck. En ésta última obra he sido testigo de su labor en el diseño, producción e iluminación, con un complejo sistema ”psicológico” de imágenes, que me emocionaron hasta sacarme lagrimas.
También se pueden ver cuadros pintados con silicona, con tintas, esmaltes metalizados o al agua, tratando retratos, ilustraciones sobre los templarios y obra creativa.
Se trasluce un virtuosismo que asusta y empequeñece al buen observador. Es fácil darse cuenta de ello, pero a mí particularmente, lo que me sorprende es la amplitud de su gama creativa. En mi opinión éste es su punto fuerte.
Mi querida Natalia, ¡qué compromiso! El trabajo que me ha costado intentar resumirte en estos diez párrafos. Una labor imposible.

Valentín Gonzalez, fotógrafo.